Así ha sido el día de la profanación de la tumba de Franco. Todo lo que hacen los rojos es patético y ruin, deprimente, indignante y miserable. Por eso se lo hemos dicho hoy con una pancarta a la entrada del Valle
Y lo es por delictivo y dictatorial, como se ha confirmado hoy en esta acción infame contra el jefe del estado más querido, aún 43 años después de su muerte, y que les abrió la puerta para su democracia. ¡Y así se lo agradecen! ¡¡Repugnante!!
Mañana seguiremos subiendo más, que estoy agotada. Pero por lo menos hemos dicho todo lo que teníamos que decir a la veintena de medios allí destacados:
Cobertura: Ana Rosa Quintana / Ya es Mediodía /
Como es imposible reseñar la ingente cantidad de noticias aparecidas en estos dos días y que ya todo el mundo conoce porque están circulando por las redes y por whatsapp, voy a publicar mejor una reflexión personal sobre lo que me ha inspirado este esperpento, para intentar sacar una enseñanza de él y que podamos cumplir el lema de Franco de que no hay mal que por bien no venga.
La exhumación ha sido una declaración de guerra contra la España de Franco… contra España, porque España es lo que queda del legado de Franco…. y va quedando muy poco. En los largos años desde que murió apenas se ha construido nada, por ejemplo, sólo un tercio de los embalses que se construyeron en su tiempo, cerca de 600… y eso que era una España en ruinas que tuvo que empezar de cero. Lo único que se ha hecho es robar y vender España al contubernio judeo-masónico, ahora llamado élite mundialista… los usureros de siempre, lo mismo que hicieron antaño. Y engañar y manipular e intoxicar y enfrentar. Lo que siempre hacen los rojos porque son hijos del dragón rojo del Apocalipsis, del padre de la mentira y el que divide (que eso significa la palabra “diabolo”). Y de nuevo han divido España en dos, porque un 43% estaba a favor de la exhumación, según encuesta reciente de Sigma 2. Sin embargo, la España decente sigue siendo mayoría, pero le falta lo más importante: darse cuenta de “los signos de los tiempos”, que decía Jesús, de la realidad que vivimos. Y capacitarse para responder.
De eso quiero hablar, de esa capacitación para esta guerra ¡y para ganarla! En primer lugar tenemos que mirar a Franco. El es el modelo de vencedor, del héroe que se enfrenta a los enemigos más fieros sin pestañear, mirando sólo a la meta: la victoria. Es el modelo de virtudes militares y espirituales, que nacen de la fe, la esperanza y el amor a su pueblo, y le arman de prudencia, justicia, fortaleza y templanza ante la adversidad. De él tenemos que aprender, porque esta guerra es en primer lugar espiritual y psicológica. Psiop, llaman ahora a las operaciones de guerra psicológica contra la población, que se suceden sin parar en el mundo de hoy, siguiendo la doctrina del Shock, de la que el 11-M es un claro exponente. Así van guiando al ganado, como ellos llaman a los “gentiles”: Goyim… al matadero. David Eyck lo explica como un proceso de “problema, reacción, solución”… la que previamente tienen diseñada y para la que crean el problema para obtener la reacción necesaria que lleve a la gente a la “solución” planeada desde el principio. Aunque tienen muchos planes alternativos, como al administrador infiel de la Biblia, del que Jesús nos manda aprender. Y esa era una de las cosas que hacía muy bien Franco, aprender del enemigo para usar sus flaquezas contra él y hacer gala de una creatividad asombrosa para encontrar la salida de los laberintos. La capacidad de sorpresa y de adelantarse a los acontecimientos, de la guerra ofensiva en vez de defensiva. De jugarse el todo por el todo después de meditar bien la estrategia… y todo ello bajo la inspiración y la invocación divina, pues su visión de la vida era providencialista, es decir, cristiana. Y ese es el rasgo más notorio y prevalente de Franco, que contaba con Dios y Le escuchaba y obedecía. Así pudo vencer todas las adversidades a las que se enfrentó en la guerra y en la paz, confiando en Dios y tirando palante, sin un resquicio para la duda y el temor. Decía mi padre, que le conoció bien desde que se alistó en su ejército a los 17 años, participando en la batalla del Ebro y al final siendo ministro con él, que Franco olía el miedo en la gente y que le repelía. “Tiene miedo” le dijo una vez de otro ministro durante un Consejo de Ministros. Digamos que tenía olfato o discernimiento, en lenguaje cristiano… y mucha cintura, como el bellaco de Zapatero, pero para bien.
Y una de las principales virtudes de Franco de la que necesitan urgentemente aprender sus descendientes políticos es la esperanza, la virtud líquida que, como el agua, siempre encuentra una grieta por donde colarse. El derrotismo no entraba en su idiosincrasia, y por ello era el mejor en arengar a la tropa para la lucha. Por eso le encargaron crear la Academia Militar de Zaragoza y dirigirla, porque sabía infundir el espíritu de lucha y de victoria en sus soldados. Y eso es lo que necesitan los nuevos soldados de la España de hoy, los defensores de la verdadera España, la gran señora, no la meretriz. Necesitan ver los problemas como oportunidades, no como maldiciones, y saber sacar el mayor bien de las adversidades siguiendo el lema de Franco de que “no hay mal que por bien no venga”. Y nunca darse por vencidos mientras no sea la Realidad la que les venza, pero nunca los augurios. Y saber usar esa realidad para proseguir la lucha por otro camino. Quien obra así no puede fallar, dice el Salmo. Y así debemos obrar nosotros hoy, mirando a Franco, el modelo del vencedor.
Pilar Gutiérrez
Movimiento por España
Y por último una pequeña muestra de su ímprobo legado:
Y también una pequeña muestra de la indignación popular de ese 57% de españoles que NO querían la exhumación de Franco. Pero la voluntad popular, base de la democracia, se la pasa por el forro el dictador Sánchez.
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